sábado, 21 de julio de 2018

Julio Romero de Torres pintando los murales de Porcuna


    Cuando decidí dibujar una ilustración  en la que apareciera Julio Romero de Torres pintando los murales de Porcuna, pensé que lo más acertado sería representarlo en un estilo arcaico, tomando como modelo obras tan aparentemente dispares como son el conjunto escultórico de Cerrillo Blanco, los murales de Giotto en Asís o las composiciones con figuras que aparecen en los relieves de Borobudur. Después de haber estudiado durante años su vida y su obra, estoy seguro de que a Julio Romero le hubiera encantado verse representado justamente así, en un estilo sencillo, idealizado, más allá de las coordenadas lógicas que imponen el espacio y el tiempo. Sólo eso explica que, en mi dibujo, el pintor sea casi del mismo tamaño que el templo que está decorando y que lo acompañe su fiel perro Pacheco, representado con cierto aire de estatua íbera. El rey de Granada, Boabdil, no pierde detalle desde el ventanal de la Torre, cuya base está decorada con los motivos de uno de los bacines almohades que fueron hallados justamente a sus pies y que hoy pueden admirarse en las vitrinas del Museo de Jaén. Así es como en este dibujo, pasado y futuro se funden en un eterno presente; lo importante no es reflejar la realidad tal y como la vemos, mejor atreverse a apreciar la esencia de las cosas, la chispa de divinidad que reside en todo cuanto nos rodea... mirar con los ojos del corazón.



  Alcolla de época almohade hallada en Porcuna (Jaén)




Retrato de Boabdil, último rey de Granada. Sufrió
prisión temporal en el castillo de Porcuna tras ser
capturado por el ejército de los Reyes Católicos en
la Batalla de Lucena.






 La expulsión de los demonios de Arezzo, pintado por
Giotto para la Basílica de San Francisco en Asís.






Relieve de la Estupa de Borobudur, en la isla de Java (Indonesia)






Mano con caetra. Detalle de uno de los fragmentos pertenecientes al
conjunto escultórico hallado en Cerrillo Blanco, Porcuna (siglo V a. C.)





León de Nueva Carteya, Córdoba (siglo V a.C.).






Leona de Baena, Córdoba (siglo VI a.C.).






Toro de Porcuna, Jaén (siglo VI a.C.).






En la foto, Julio Romero de Torres y su galgo Pacheco acompañados
 por el poeta Alfonso Camín. Pacheco fue regalado al pintor por
su buen amigo el porcunés José Julián Gallo.




Diana, uno de los lienzos en los que Julio
Romero de Torres inmortalizó a su galgo Pacheco.



El dibujo Julio Romero de Torres pintando los murales de la iglesia de Porcuna, ilustró la contraportada del libro Leyendas de Porcuna, escrito por Luis Emilio Vallejo Delgado, que fue publicado en el año 2018 por el Ayuntamiento de Porcuna (Jaén).

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